LA COMEDIA NUEVA: MENANDRO

1.    Marco histórico (siglos IV-III a.C.)

Después del hundimiento del imperio ateniense, como consecuencia de su derrota en la Guerra del Peloponeso, Atenas restableció su influencia por un breve periodo de tiempo.

           Cuando nació Menandro, ya amenzaba le poderío de Filipo de Macedonia. Y tras las derrotas de Queronea (338 a.C.) y de Amorgos (322 a.C.), el prestigio de Atenas quedó arruinado para siempre. Atenas se convirtió en un protectorado.

Un fenómeno frecuente, que Menandro refleja bien, es la búsqueda de fortuna de las gentes en tierras extrañas.

En la ciudad se fue constituyendo una especie de burguesía media y alta, a base de pequeños comerciantes, armadores, industriales y banqueros.

Los pequeños campesinos se vieron arruinados y reducidos a un régimen semiservil.

Los centro económicos y los ejes comerciales se desplazaron hacia Egipto o el Oriente.

La democracia se desvirtuó cuando el acceso a los cargos públicos se subordinó a la posesión de una determinada propiedad.

Desaparecieron todas las antiguas subvenciones públicas que permitían, entre otras cosas, el acceso de los más pobres al teatro.

También desaparecieron las “liturgias”, sistema de subvención de funciones públicas por parte de los ciudadanos más pudientes, con lo cual ya no se podían sufragar las “coregías”, es decir, los costos de organización de los coros y representaciones teatrales.

Entre los años 317-307 a.C. el tirano Demetrio de Falero, favorable a la causa promacedónica, propició una relativa paz y prosperidad y dejó una profunda huella en la vida de Atenas, justamente cuando Menandro llegaba a la madurez de su arte.

Demetrio Poliorcetes le obligó a huir y restauró la democracia en Atenas. Fueron años de luchas políticas entre oligarcas y demócratas, partidarios y adversarios de Macedonia respectivamente.

En 294 a.C. Demetrio de Falero volvió a adueñarse de Atenas, aunque por poco tiempo.

Las alusiones a las vicisitudes políticas de Atenas son mínimas en el teatro de Menandro. Pero sí que se hizo eco de los grandes principios morales que iban quedando maltrechos: la necesidad de paz, solidaridad humana e igualdad social que aproximara a ricos y pobres.

 

2.    Características de la Comedia Nueva.

La Comedia Nueva supone una innovación completa respecto de la comedia ática del siglo V a.C. o Comedia Antigua.

Las diferencias más notables entre el antiguo y el nuevo género son la desaparición de los temas políticos, la decadencia del coro y la transformación del estilo poético en un estilo familiar.

Se trata de una comedia realista, que toma sus temas de la vida cotidiana, común y privada. En ella los acontecimientos se desarrollan conforme a la lógica.

Pero la caracterización realista de personajes y temas se combina con la búsqueda de evasión; la cotidianidad de los argumentos con la complicación de las tramas.

Encuentra sus antecedentes en la Comedia Media, con Antífanes y Alexis.

2.1.         Temática.

 

La Comedia Nueva es un género eminentemente moralizador.

En la Atenas de la época, donde ya no existe la democracia, la comedia se centra en el ciudadano como individuo particular, partícipe de la escala de valores dominante, como pueden ser el disfrute de una vida aceptable, una educación honrada, un matrimonio por amor, etc.

La trama gira casi siempre en torno a doncellas deshonradas, niños sin padre, hermanos ignorantes de que lo son, matrimonios de conveniencia, etc. Su complejidad se basa en el enredo, que busca hacer resaltar lo más posible los derechos de los débiles.

La filosofía que subyace tras la Comedia Nueva es un modelo de reflexión universal, no exento de cierto pesimismo, propio de su conexión con una realidad que iba endureciendo las condiciones de vida de los débiles.

La caracterización moral de los personajes propone como único ejemplo de modelo de comportamiento, capaz de hacer posible la vida en sociedad. Este modelo responde a un ideal social elevado, consistente en saber conocer los propios defectos y ser tolerantes con los de los demás para intentar así corregirlos.

Para escenificarlo, se precisa el enfrentamiento dramático de los distintos caracteres en diversas situaciones. De ahí que la intriga sea un componente esencial en los argumentos de la Comedia Nueva.

 

La temática general de la Comedia Nueva responde básicamente a un esquema similar al de la Antigua: el protagonista tiene un problema y, para resolverlo, intenta poner en práctica una idea y se opone a diversos antagonistas. Finalmente, vence y la comedia acaba con la boda.

La intriga suele estar impulsada por el amor entre dos jóvenes, a veces dos parejas, frente a toda una serie de obstáculos. Suele mediar una antigua violación en el marco de una fiesta religiosa nocturna, con el resultado de un niño expuesto, escondido o adoptado. También pudo haberse producido un rapto. No falta el enamoramiento por parte de un muchacho sin recursos de una joven prisionera de un padre avaro o de un mercader de esclavos, o manceba de un mercenario que la ha adquirido como botín de guerra. También son frecuentes los padres o maridos ausentes largo tiempo por diversos negocios y que creen haber sido engañados. Y siempre aparece de manera fija el tema del reconocimiento o anagnórisis, bien el que supone el descubrimiento de la verdadera identidad de los protagonistas, bien el redescubrimiento moral de un personaje respecto de su propia conciencia.

La superación con éxito de los obstáculos impuestos por todos esos motivos hace recuperar el equilibrio perdido y vuelve a dejar las cosas en su sitio, tras una cierta catarsis que ha servido para poner de manifiesto los defectos del carácter que, de no modificarse, hubiesen conducido a la infelicidad.

A pesar de la recurrencia a este tema, la monotonía argumental se evita con las múltiples combinaciones y las infinitas posibilidades de matización caracterológica.

2.2.          Personajes.

 

2.2.1.      La Comedia Nueva, un teatro de tipos.

La Comedia Nueva sigue guardando estrecha relación con Atenas. Pero los personajes que inspiran la acción no son caricaturas de tal o cual político, sino tipos corrientes de la pequeña burguesía media que está surgiendo como nueva clase en la Atenas helenística.

No se trata de caracteres aislados, sino que se retrata a familias enteras de las que alguno de sus miembros se destaca para pasar a ser protagonista o antagonista de la acción. Pero todos intervienen a lo largo de la trama en mayor o menor medida.

Suelen oponerse dos modelos familiares: la familia rica, que suele tener una casa en la ciudad y una en finca en las afueras, o bien negocios fuera de Atenas, en Asia Menor o en el Ponto -de ahí las largas ausencias de padres y maridos o los raptos, por piratas, de niños vendidos luego-; y, por otra parte, la familia pobre, generalmente de campesinos venidos a menos, pero que aún guardan una vida digna, con uno o dos hijos y algún esclavo.

           A menudo, uno de los padres está ausente por negocios fuera de Atenas. El hijo suele trabajar la tierra o, si es rico, vive ociosamente en la ciudad; la hija suele permanecer en casa a la espera de que su padre la dote y pueda casarse o, por el contrario, sufre rapto, naufragio. Las mujeres salen muy poco de la casa, como no sea para acudir a alguna fiesta religiosa, donde a menudo es violada por el joven, con lo que aparece el elemento común del enredo, los niños espurios.

           El tipo del senex suele encarnar los defectos. Al final, recibe su escarmiento y da su consentimiento para la boda, con la que generalmente acaba la comedia.

Los esclavos aparecen generalmente al servicio del joven o del tipo del miles. Son fundamentales para tomar las iniciativas que mueven el enredo, inventar tretas, y acaban recibiendo el castigo de amos o de amigos de los amos.

Su correlato femenino, las esclavas y nodrizas, suelen estar especializadas en el papel de protectoras de los niños adulterinos o abandonados, de modo que suelen ser decisivas a la hora del reconocimiento o anagnórisis.

El tipo del miles o “soldado fanfarrón” refleja los defectos de un tipo muy frecuente en el periodo helenístico: el soldado mercenario al servicio de los reyezuelos del momento, sin respeto por las personas y los bienes. Se caracteriza por su arrogancia, soberbia y alarde de fuerza. Pero en Menandro estos rasgos típicos pueden trastocarse como consecuencia de la anagnórisis.

Junto a estos tipos más destacados, aparecen los parásitos, los cocineros, las heteras y los integrantes del coro, reducido a mero interludio musical y bailado, pero sin texto. La figura más destacada es la hetera, que puede, incluso llegar a ser la protagonista. Entonces se superponen la figura de la joven y la de la hetera, revelándose su verdadera identidad mediante la anagnórisis.

 

2.2.2.      La Comedia Nueva, un teatro de caracteres.

La Comedia Nueva es un teatro de caracteres basado en un análisis psicológico de los personajes. En esto debe mucho a la tragedia, sobre todo a la de Eurípides. Refleja las teorías en boga de Aristóteles y el Peripato sobre los diferentes tipos caracterológicos.

Estos personajes estaban esbozados en gran medida en la Comedia Antigua y en la Media. Pero ahora se profundiza en sus rasgos y se fijan unos perfiles que pervivirán muchos siglos a través de la comedia latina y, después, en el teatro europeo.

Los distintos personajes de la Comedia Nueva suelen llevar los mismos nombres. La mayoría de ellos son parlantes y su sentido es adecuado al personaje y a las circunstancias en que actúa.

Aunque cada personaje tiene unos rasgos fijos, Menandro puede llegar a cambiarlos. Esto guarda estrecha relación con el uso del prólogo, un elemento tomado de la tragedia de Eurípides. Al advertir al comienzo de la acción que todo va a resolverse en un final feliz y poner en antecedentes al público de algunas claves de la intriga, el autor tiene más libertad para el tratamiento moral y psicológico de los personajes.

El carácter psicológico y moral de la Comedia Nueva, con la contraposición entre pasiones y virtudes, depende muy directamente del pensamiento peripatético. Se establece una oposición entre tendencias compulsivas del carácter y tendencias mesuradas, tolerantes, racionales.

El peso de este componente filosófico es tan fuerte en el teatro de Menandro que, a pesar del poder tremendo del azar (la Týkhe) sobre la vida de los hombres, las personas pueden neutralizar sus designios con un comportamiento racional y comedido.

 

2.3.          Estructura.

Como los autores de la Comedia Nueva no dependen de argumentos básicamente mitológicos, conocidos por el público, se requiere un procedimiento para que los espectadores no se pierdan en el embrollo escénico. Se adapta un recurso de la tragedia de Eurípides: el prólogo, que casi siempre abre la obra.

Suele correr a cargo de una abstracción divinizada, como puede ser la Ignorancia, el Esfuerzo, etc, o bien de una divinidad menor, como Pan.

El prólogo de la Comedia Nueva está más cerca de la función comunicativa directa del poeta al público que del prólogo euripídeo, donde la divinidad o divinidades responsables de su exposición podían intervenir a lo largo de la obra. Detrás de la abstracción, que es la que origina la peripecia, se oculta el poeta. En boca de la personificación de la causa del embrollo, el poeta expresa sus puntos de vista personales.

La puesta en antecedentes al espectador obliga al autor a ser muy cuidadoso en la construcción técnica de la acción dramática: como lo esencial de la trama ya es conocido por el público, no queda otra alternativa que cuidar los rasgos psicológicos de los personajes.

Por otra parte, el coro queda relegado a un mero interludio musical que separa cada acto. Y desaparece la parábasis, intermedio durante el cual la ficción se interrumpe y el poeta, sin máscara, se dirige directamente al público.

Junto a estas innovaciones, perviven multitud de convenciones, como el tema de la boda con la que termina la comedia, el tema de la abundancia y la glotonería, pero relegados a pasajes determinados, lo mismo que las bufonadas y los palos.

3. El eco de Menandro.

La popularidad de la Comedia griega en época helenística y romana fue inmensa y desempeñó una función educativa similar a la de Homero.

Menandro fue, con mucho, el autor más apreciado, mucho más que por sus contemporáneos. Sus comedias no sólo se copiaban, sino que se estudiaban en las escuelas y eran objeto de comentarios, incluso ya por contemporáneos suyos.

Durante los siglos III y II a.C., la obra de Menandro gozó de enorme fortuna en Roma. Sus comedias se adaptaron con diverso grado de fidelidad a las necesidades de la escena latina, destacando sobre todo Plauto y Terencio.

En Bizancio, el estudio de Menandro se abandonó, seguramente debido a la grave crisis política de los siglos VII y VIII, los llamados “siglos oscuros”.

El  hilo conductor que permitió el influjo de la comedia de Menandro en el Renacimiento y siglos posteriores fueron las adaptaciones latinas de Plauto y Terencio, que nunca dejaron de ser leídas y cuyo eco influyó poderosamente en la comedia clásica francesa.